Explicación del cuadro
Explicación del cuadro
UN ENCARGO MUY ESPECIAL
LO CUENTA EL PROPIO AUTOR
Una pintura llena de simbolismo. Cada detalle tiene su significado y cada color una in tención. Quién mejor que el propio autor para explicar-nos su vivencia más personal al crear esta obra.
Lleno de sentimientos.
“Pintar el cuadro de los Mártires de El Quiché ha sido, sin duda, un reto profesional, pero también una gran experiencia personal. A medida que iba leyendo el libro ‘Dieron la vida’, e iba sensibilizándome con la personalidad de Faustino, Juan Alonso y José María, sentía que esta obra, aun siendo una escena alegórica, debía transmitir cercanía y verdad. Me impresionó la alegría que mostraban por trabajar en Guatemala con la gente más humilde, en un lugar difícil. El crudo relato de su muerte me ha emocionado y su valentía ha despertado mi admiración. He querido transmitir estos sentimientos a través de la composición y el color.
La composición se estructura en tres planos. En el primer plano, un árbol derribado y lleno de hachazos simboliza la muerte violenta de los tres sacerdotes. Sobre su tronco, como en un altar, los elementos de la Eucaristía. Al lado, un crucifijo del Cristo Maya. Es una interpretación que he hecho del crucifijo que presidió la capilla ardiente en los funerales de los tres mártires. Una versión personal de la imagen que he realizado gracias a la información que me proporcionó el padre Manolo Barahona, pues la foto grafía era muy confusa. Al lado del Cristo Maya, una rama verde está brotando, símbolo de la fuerza de la Fe.
En segundo plano, abren la composición dos campesinos indígenas y Juan Alonso, con una rodilla en la tierra, esa tierra humilde que acogió su cuerpo tras su martirio. A continuación, Faustino está representado en su tarea de catequista, sereno, pacífico, constante y fiel, acompañando a los jóvenes de El Quiché para llevarles a Jesús. A la derecha, José María Gran en su quehacer misionero, dialogando con una joven que le muestra nuevos caminos, nuevas gentes a las que llevar el Evangelio.
En tercer plano, el paisaje de El Quiché con sus montañas, valles y ese cielo que tantas veces iluminaba y llenaba de paz sus corazones cuando lo contemplaban al caer la tarde.
Espero que esta obra ayude a transmitir a quien la vea, el amor que Faustino, Juan Alonso y José María tuvieron a la gente sencilla de El Quiché y a esta hermosa tierra, un amor que les llevó a ‘dar la vida por sus amigos’ (Juan 15,13).
EL ENCARGO MSC: «REPRESENTARLOS COMO MISIONEROS»
Teníamos claro que no queríamos unos Beatos rígidos con corona, aureola o palma del Martirio, vestidos ya de santos. Queríamos perpetuarlos – explica el P. Manolo Barahona – como muchos de nosotros los habíamos conocido: Como personas normales, de pantalón vaquero y, sobre todo, como MISIONEROS (con mayúsculas).
Queríamos reflejarlos, no en un altar o en una peana, sino a pie de tierra con su gente. Y no buscábamos un paisaje idílico, sino el paisaje de El Quiché. Por eso, pedimos a Goyo que respetara no sólo sus caras, sino también los rostros indígenas, vestidos con los colores de los trajes de El Quiché, y con un guiño a las Iglesias altas y blancas propias de esas tierras, en los montes y paisajes, en los pueblos.
Sabíamos que están en el cielo, pero queríamos perpetuarlos en la tierra. En su tierra y en su misión. Y, en medio de ellos, como fue en la misma vida, está Jesús. A Juan Alonso, le quisimos más como era, campesino, cercano al trabajo… con su gente. Y con los frijoles. José María tuvo compromisos serios que le causaron problemas, tal vez el último, por la defensa de las mujeres. Por eso, hemos colocado mujeres y su caballo, ya que murió en su caballo de regreso a Chajul. Y Faustino está cercano, sereno y anunciando, de manera clara, a Jesús. Esa fue su vida de párroco durante muchos años, entre sus feligreses de Joyabaj y otros lugares.
Y, por último, un detalle: El Cristo Maya. Ante una imagen de un Cristo Maya, con traje largo de colores, fueron velados los tres el día de su muerte en la Iglesia de Chichicastenango. El Cristo no se conserva. Y las fotos que teníamos eran de mala calidad. Pero Goyo se esforzó por dejarnos ese detalle que tanto sentido tiene.